Dicen que...

Las cosas se van cuando deben irse y las cosas llegan en el momento más exacto, cuando menos lo imaginas. Extraño tanto de mi, que hace unos meses creí haberme perdido en un laberinto sin salida. Fue difícil confesarme a mi misma, que a pesar de tanto amor, no me visualice nunca ahí; pues me sentía ajena a muchos hábitos y cosas que me alejaban de mi verdadera esencia. En su momento, tal vez mi ego se preguntó del recuento de los daños; sin embargo, en mi sentir más cercana a lo espiritual no hay daño, hay experiencia. Esa experiencia que vino a sacudir lo más profundo de mi existencia. La situación llego para recordarme que hay batallas en la que vas sola, pero del mismo modo esa soledad te lleva a reencontrarte contigo misma...