30/11/18

Muñeca

Ella me contó que a sus escasos 19 años estaba rota, desolada, sin fuerzas para luchar y sin ganas de vivir. La mire, efectivamente se veía así, pero todo era producto de un suceso que solo vivía en su memoria. Le tome sus frágiles manos entre las mías repitiéndole al oído lucha, siempre el pasado se va y lo bonito llega...sus manos dejaron de estar frías y sintieron esa calidez de vida. Ella empezó por abrazarse así misma y entender que nadie es dueño de su libertad.

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